Desde marzo la situación económica y la cotidianidad de millones de personas en todo el planeta ha cambiado por causas obligadas.
La pandemia como consecuencia del coronavirus y todas las medidas tomadas para intentar paliar sus efectos dentro de las fronteras españolas, como la adopción del estado de alarma, ha hecho que se produzca un desplome del empleo sin precedentes entre los meses de marzo y julio del presente curso.
Es obvio que no todos los sectores económicos han sufrido de la misma manera esta situación tan atípica, aunque bien es cierto que si es generalizada la tendencia negativa. Agencias de viaje (87,58 %), el transporte aéreo (81,26 %), las actividades de creación artística (72,78 %) y los de juegos de azar (70,13 %), son ejemplos en los que la caída de la actividad física llegó hasta cotas insospechadas.
Todo lo relacionado con el turismo, está sufriendo sobremanera y no se encuentran atisbos para el optimismo, aun en estos días. En el mes de julio se firmaron un total de 233.752 contratos, una cifra muy inferior a los 486.151 de relaciones contractuales suscritos en el mismo periodo del año anterior, según los datos publicados por el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal).
El descenso en las contrataciones se observa también en el sector primario y en el secundario. Actividades como la agricultura suma 167.922 contratos, un 18,1 % menos; la industria, 191.806 contratos, un 12,5 % menos o la construcción, 104.406 contratos, un 5,7 % menos, son algunos de ejemplos nítidos de la caída en el empleo. Pero sin duda, el sector servicios con un 34,8% menos de empleos o lo que es lo mismo 1.071.988 contratos laborales se lleva la palma en cuanto a destrucción de empleo.
Dentro del territorio nacional las Comunidades Autónomas que más han notado una bajada en el empleo, son aquellas cuyo su eje de actuación se centra en actividades turísticas. En particular Canarias, donde cae un 54,8 %, y Baleares, con un descenso del 45,06 %, seguidas de Madrid (39,71 %) y Navarra (38,74 %).
Pese a que, a partir del mes de julio, la vuelta a la normalidad hacía presagiar una recuperación en el empleo, nada más lejos de la realidad. En estos días, la curva de contagios ha vuelto a repuntar, obligando a las autoridades a tomar medidas más estrictas que hacen de nuevo poner a la economía de millones de personas en un serio aprieto.
Se desconoce hasta donde llegarán los efectos de esta pandemia en términos de empleo. Los augurios no son nada halagüeños en España, puesto que con un tejido industrial débil y una economía basada en el sector servicios, las consecuencias del parón obligado puede hacer que se tarden años en volver a tener los niveles de empleo y crecimientos previos a la pandemia.