Profesor de ciencia política en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid. Doctor en ciencias políticas y sociales por la Universitat Pompeu Fabra e investigador postdoctoral en la Université Libre de Bruxelles. Una trayectoria docente que pone a las claras la valía de Pablo Simón como docente desde hace décadas.
Sus principales campos de investigación son la política comparada, los sistemas electorales y de partidos, el comportamiento electoral, la participación política de los jóvenes o las descentralización política y fiscal. Además de poseer diferentes artículos académicos en revistas como West European Politics, Publius, Political Studies o South European Politics and Society.
Las nuevas tecnologías no quedaron de lado para Pablo Simón. Es editor de Politikon, coautor de “La Urna Rota” y “El Muro Invisible”, y analista habitual en medios de comunicación como El País, La Sexta, TVE o Cadena SER.
Un claro bagaje que permite a Pablo Simón ser una voz más que autorizada en todo lo relacionado con la política o la sociología. En esta ocasión, el politólogo pasa revista a uno de los temas de más candente actualidad es lo que rodea al sector del juego, más si cabe después de las últimas medidas tomadas por el Gobierno para limitar su publicidad. Con esta medida se busca criminalizar a una actividad de entretenimiento que opera dentro de los cauces legales, además de ser fuente de empleo y de riqueza para el Estado.
Pablo Simón contempla esta opción de ocio desde la racionalidad. Es conocedor lo mal visto que puede estar el juego por buena parte de la sociedad, por ello para realizar estudios de este campo, se debe hacer conjuntamente con otros pretextos. Especialmente es entre los más jóvenes -ya teniendo la mayoría de edad-, es entre los que resulta más difícil que reconozcan la utilización de plataformas de juego.
Al realizar encuestas sobre entretenimiento genérico en el que se ubica algunas preguntas sobre el juego, es dónde se puede comprobar verdaderamente la incidencia de esta actividad en determinados targets de edad. Es cierto, según apuntan las cifras que el consumo de juego entre las personas de 18 y 30 años ha aumentado en los últimos años, pero no se debe pasar por alto las medidas que se han tomado para que el entorno del juego sea totalmente seguro y cumpla con lo establecido en la legislación vigente.
Para Pablo Simón hay determinados temas que no deberían entrar en el debate partidista, ya que en vez de buscar soluciones a las posibles disfunciones que se pueden producir, se llevará a cabo una gresca que dividirá a la sociedad y de la que no se sacará nada en claro. Es indudable que por muchas limitaciones que se pongan en torno al sector del juego, éste se seguirá desarrollando como de costumbre.
Se ha demostrado a lo largo de los últimos años, que una legislación adaptada a la realidad de cualquier actividad, suele ofrecer mejor resultado, que acciones que se acerquen a la prohibición. Esta última opción haría proliferar las opciones ilegales, que escaparían del control de las autoridades y de los oferentes que operen dentro de la legalidad.